¿Cuántas veces has sentido que tu día a día podría ser un remake de ‘El día de la marmota’? Y es que la rutina es lo que tiene: todos los días es lo mismo. Y no sólo eso, sino que además a veces el ritmo es tan frenético que no nos da tiempo ni a parar y respirar. Como sabemos que vas a priorizar cualquier cosa antes de coger una cita en un spa, te vamos a ayudar a que lo montes en tu propia casa.
Tiempo para ti ininterrumpido, un cuarto de baño y algún producto de cuidado corporal o facial que te guste (si es más de uno, mejor; si no es más que un gel de ducha, bien también)
Opcional: velas, música de ambiente, toallas recién lavadas.
Paso 1
Deja el móvil de lado. Ponlo en modo avión o déjalo fuera del baño. El tema es que no te saque del aquí y el ahora.
Paso 2
Cuanto más cálida sea la luz, mejor. Apaga las luces que más iluminen y quédate con las de ambiente (si hace falta, tráetelas del salón). ¿Tienes alguna vela por ahí que puedas usar? Trátela también.
Paso 3
Elige los productos que vayas a usar: champús, mascarillas de pelo, mascarillas faciales, tratamientos para las manos, instrumentos de masaje, de exfoliación… Lo que más veas que necesites o lo que tengas al alcance.
Paso 4
Hora de hacer de DJ. Si lo que te apetece es estar en silencio, adelante. Pero si te apetece entrar en un estado de relajación y necesitas un poco de ayuda, elige alguna playlist de yoga, de meditación o incluso para dormir, cierra los ojos y deja que te relaje.
Paso 5
Conecta con el momento presente. Cierra los ojos y respira profundamente. Inhala durante cuatro segundos, aguanta la respiración durante otros cuatro, exhala durante cuatro y aguanta otros cuatro. Repite esta respiración hasta que sientas que el ruido mental ha bajado un poquito.
Paso 6
Que empiecen los rituales. Si tienes bañera, ya debería estar llena, con espuma y el baño lleno de vapor. Si no, puedes empezar acicalándote de la manera que hayas elegido, meterte en la ducha después y dejar que el agua caliente relaje tus músculos. Aquí la clave es hacer las cosas de manera consciente. Nada de repetir rutinas. Por mucho que te duches todos los días, esta ducha va a ser distinta.
Y listo.
Estos son pasos orientativos, pero evidentemente aquí de lo que se trata es que hagas algo por ti, nada de imposiciones. ¡Ya verás lo bien que te sienta!