Seguramente no sea la primera vez que hayas oído hablar de la cosmética coreana. Pero, ¿y de la esponja konjac? ¿Alguna vez habías oído hablar de este tipo de esponjas? En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre esta clásico coreano.
Las esponjas de Konjac provienen de la raíz de un árbol llamado amorphophallus konjac, una planta de origen asiático, muy conocido por sus propiedades beneficiosas tanto alimenticias como cutáneas. Para fabricarlas se muele la raíz del árbol y se mezcla con agua. Después de cocerla, se convierte en esponja.
La magia de la esponja de konjac empieza desde su primer contacto con la piel. Al pasar una esponja konjac sobre el rostro, ésta realiza una suave exfoliación que libera impurezas, células muertas, bacterias y cualquier tipo de suciedad que se acumula en los poros de la piel. Además, aporta fósforo, magnesio, hierro, sodio, potasio y vitaminas A, E, D y C. A pesar de que es apta para todo tipo de pieles, este tipo de esponja se recomienda sobre todo para pieles sensibles, atópicas o con tendencia grasa y acnéica, ya que no sólo ayuda a cerrar los poros sino que gracias a su fibra alcalina, también equilibra el pH de la piel.
Algunas de sus otras propiedades son:
Aunque de complicado tiene poco, la esponja de konjac no es una esponja cualquiera y requiere tener en cuenta algunas cosas antes de usarla:
Para desinfectarla, sumérgela de vez en cuando en agua hirviendo (no más de dos minutos) de forma que puedas eliminar las bacterias que se depositan en ella. En ambientes muy húmedos es recomendable esterilizar la esponja cada 15 días para evitar la formación de hongos. Hiérvela, escúrrela y cuélgala.
Su duración es de aproximadamente unos dos meses. Cuando notes que las fibras comienzan a estar dañadas sabrás que ha llegado el momento de hacerte con una nueva.
Dependiendo del color, la esponja estará indicada para distintos tipos de pieles:
Nuestra esponja de konjac es verde pero está elaborada a base de fibras vegetales de las raíces de la planta Asiática Konjac y Té Verde. ¿Por qué el té verde? Por su capacidad de absorber toxinas y su acción detoxificante. Es perfecta para pieles jóvenes con acné o piel grasa.
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